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Alimentación y cuidado de la piel

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La necesidad de cuidar nuestra piel es muy importante durante todo el año, pero aún más en el verano.

Una nutrición balanceada es fundamental para mantener la salud en general,  el funcionamiento normal y la apariencia de nuestra piel también dependen de lo que comemos y bebemos.

Si tenemos una dieta que asegure el aporte correcto de todos los nutrientes básicos para la piel, podremos mantenerla en un buen estado, siempre y cuando, obviamente, no la sometamos a intensos baños de sol sin ningún tipo de protección. El envejecimiento cutáneo es un proceso en el que están involucrados múltiples factores: genéticos, hormonales y ambientales. En la alimentación, la nutrición es la principal fuente de oligoelementos, vitaminas, aminoácidos, péptidos, proteínas, agua y antioxidantes.

Un antioxidante es una molécula capaz de retardar o prevenir la oxidación de otras moléculas. Las reacciones de oxidación pueden producir radicales libres, los cuales dañan las células. Es decir los antioxidantes neutralizan la acción de los radicales libres. Los radicales son producidos por factores ambientales, luz ultravioleta, el humo de cigarrillo, radiaciones gamma, entre otros.

La dieta es la principal fuente de antioxidantes, se encuentran principalmente en: olivo, ajo, arroz integral, café, coliflor, brócoli, berenjena, jengibre, perejil, cebolla, cítricos, tomates, té, romero, entre otras muchas sustancias.

Así como hay alimentos que colaboran para mantener la piel sana, limpia, tersa y radiante, hay ciertas comidas o bebidas que pueden empeorar condiciones de la piel y causar reacciones alérgicas que se manifiestan en la zona del cuerpo. Algunas complicaciones se agravan con ciertas comidas, por ejemplo el acné se vincula con los triglicéridos, la rosácea con el alcohol y los alimentos picantes.

La forma de preparar los alimentos también influye.

Es mucho más recomendable comer la fruta con piel que sin ella, ya que con piel contiene más vitaminas y además, aporta fibra.

En cuanto a la forma de cocinar debemos tener siempre presente que cuanto más crudo esté un alimento, más propiedades tendrá. Además, cuando lo calentamos se produce una rápida oxidación de las vitaminas, y una degradación del valor nutricional del alimento.

Nutrientes básicos para la piel

Vitamina A, ejerce un papel esencial en la renovación de la piel. Se la encuentra en alimentos de origen animal; hígado, grasas lácteas, huevos. El beta caroteno precursor de la Vitamina A en el organismo, es abundante en las verduras de hoja verde y verduras de coloración rojo-anaranjado-amarillento y en ciertas frutas.

Vitamina E, esta vitamina tiene acción antioxidante, actúa evitando la acumulación de radicales libres, que en verano aumentan por la acción de los rayos solares y provocan las denominadas “manchas de envejecimiento”. Encontramos buena cantidad de Vitamina E en el germen de trigo, aceite de soja y también en el de oliva, en cereales integrales, vegetales de hoja verde y frutos secos.

Vitamina C, potente antioxidante, mejora la producción de colágeno, lo cual mantiene la piel tersa y sin arrugas. La mejor forma de incluir esta vitamina es a través de frutas y verduras frescas y crudas (melón, frutillas, moras, kiwi,naranjas, limones,morrón, tomate).

Vitaminas del Complejo B, intervienen en los procesos de renovación celular. Se encuentran en la mayoría de los alimentos de origen vegetal (verduras, fruta fresca, frutos secos, cereales, legumbres) y en los de origen animal.

Selenio, es un mineral con acción antioxidante, relacionado con un menor riesgo de aparición de ciertos tumores, entre ellos, el de piel o melanoma. Presente en carnes, pescados, mariscos, cereales, huevos, frutas y verduras.

Zinc, favorece la renovación celular, participa en la lucha contra radicales libres, favorece el buen estado de la piel proporcionando tonicidad y elasticidad, abunda en carnes, vísceras, pescados, huevos, cereales integrales y legumbres.

El té verde contiene sustancias que tienen efectos antiinflamatorios, anticarcinógenos y contrarrestan los efectos de los rayos UV.

Las grasas provenientes del aceite de oliva y la plata y las grasas presentes en semillas (como por ejemplo el lino o el sésamo), frutos secos y el pescado son imprescindibles para mantener una piel bien estructurada e hidratada.

Una nutrición variada y balanceada es efectiva para la prevención de diversos efectos del ambiente.

Los radicales libres no son los culpables de todas las enfermedades humanas, así como tampoco los antioxidantes constituyen un remedio universal.

Por último, destacar que  este órgano tan extenso como es la piel, necesita de la armonía y equilibrio de nuestros alimentos, de una ingesta adecuada de agua, de la  educación y protección frente a las radiaciones ultravioletas y de la relación con un ambiente saludable.

Además destacar el respeto por el sol, junto con los cuidados correspondientes al uso de: ropa adecuada, anteojos, gorra, horarios y protector solar.